Corregir a los hijos
Me permito reproducir por su importancia una carta publicada en la prensa de mi amiga Eva, sobre la polémica cuestión de corregir a los hijos, a la que agradezo desde aquí su colaboración.
Estos días hemos podido leer en la prensa que algunas voces, entre ellos algunos Fiscales, no ven bien que el Gobierno quiera impedir que los padres puedan dar "una bofetada a tiempo" a sus hijos, cuando éstos se pongan insoportables.
En concreto, se discute la modificación del artículo 154 del Código Civil, que establece que los padres "pueden corregir razonable o moderadamente a sus hijos", para evitar cualquier tipo de argumento legal que pueda justificar el maltrato físico a los niños.
Según los Fiscales, este hecho dejaría inermes a los padres "ante los comportamientos intolerables de sus hijos". Caramba ... ¡si que nos quedan pocos recursos! Una bofetada a tiempo significa que los padres hemos perdido todos los argumentos. Si la única ley que entiende el niño es la de la violencia, por leve que ésta sea, quizás sí que el miedo provoque que pueda modificar su comportamiento, pero se irá a la cama con la lección bien aprendida - ya sabemos que los niños son como esponjas -.
Intentemos después explicarle al niño que no pegue a sus compañeros de clase cuando le han hecho alguna jugarreta, o que no le tuerza el brazo a su novia adolescente cuando le rechace - me horroricé de ver a una joven a la que le ha ocurrido ésto - .
Si cambiáramos "padres e hijos" por "maridos y mujeres", o "empresarios y trabajadores" y a la inversa, todos esos expertos que ahora se llenan la boca podrían el grito en el cielo.
Es cierto que en ocasiones los niños pueden tener comportamientos intolerables, pero es nuestra función guiarles por el buen camino. Y muchas veces, los adultos tenemos comportamientos peores y no pasa nada. Recordemos que por unos insultos podemos acabar en un juicio de faltas, y el hecho de gritar a un compañero constituye una razonable y justificadísma causa de despido en nuestra legislación laboral.
¿No será que es más fácil el recurso de "la bofetada a tiempo" que intentar buscar alternativas?
¿Y que muchas veces, tras una larguísima jornada de trabajo, lo que menos nos apetece es dialogar con un niño alterado que reclama una hora nuestra atención?
Por lo que parece, se sigue considerando a los niños como ciudadanos de segunda, porque sí pueden ser objeto de agresiones físicas, eso sí, siempre que "este derecho de reprensión se lleve a cabo razonable y moderadamente".
Recuerdo cómo el abogado de uno de los llamados maltratadores, ésos que lamentablemente llenan hoy en día tantas páginas de periódicos, justificaba el comportamiento de su cliente porque había recibido una "educación franquista". Y cómo un conocido me comentó cómo su padre, en los años 70, utilizaba el cinturón con él y sus cuatro hermanos: tres de esos cuatro hermanos acabaron también pasando por el Juzgado.
2 comentarios:
A las 8 de junio de 2007, 7:27:00 GMT-7 , Abogadaenbcn ha dicho...
Los niños y los ancianos son los grandes desamparados del sistema. Esperemos que eso acabe pronto. Tolerancia cero con la violencia.
A las 21 de diciembre de 2007, 13:43:00 GMT-8 , Carlos J. Galán ha dicho...
Yo creo que la redacción del Código Civil de "corregir razonable y moderadamente a los hijos" estaba bien y no legitimaba ya el castigo físico, que no es una corrección moderada ni razonable.
He publicado un comentario sobre esto, aunque desde otro enfoque, en:
http://carlosjaviergalan.blogspot.com/2007/12/buenos-y-felices-por-decreto.html
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio