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    a una nariz pegada: Navidad en la ciudad

    a una nariz pegada

    Érase una abogada a una nariz pegada. érase una nariz superlativa. Érase una nariz sayón y escriba, érase un peje espada muy barbado. Era un reloj de sol mal encarado, érase una alquitara pensativa, érase un elefante boca arriba, era Ovidio Nasón más narizado. Érase un espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, las doce Tribus de narices era. (Francisco de Quevedo)

    sábado, 9 de diciembre de 2006

    Navidad en la ciudad

    Permítanme recordarles las palabras que pronunció el nuevo Presidente de Brasil cuando fue escogido en diciembre de 2002: “Mi objetivo es que cada brasileño pueda desayunar, comer y cenar cada día”. No por su obviedad, esta frase no debería hacernos pensar. Desayunar, comer y cenar: realizar las tres comidas básicas necesarias para la buena salud de cualquier persona. El nuevo Presidente afirmó hace cuatro años que se sentiría afortunado si llegara a cumplir su objetivo.¿Lo cumplió? Esperaría equivocarme pero puedo afirmar que no. Vamos a ver… ¿es que en el año 2007 todavía existe algún lugar en el mundo donde esto no sea posible? ¿Cómo deberían sentirse, entonces, todos aquellos niños de Brasil que no pueden llevar a cabo ni una sola comida en condiciones al día - por ejemplo - si por un momento pudieran atravesar estas calles llenas de ciudadanos ociosos, feroces compradores compulsivos de bienes en su mayoría innecesarios y que dejaremos olvidados a partir del 8 de enero? A buen seguro, comprobarían lo evidente: que la ciudad es hostil, desagradecida, egoísta, falsa, poco acogedora y nada humana, y también en Navidad; que sabe esconder perfectamente su faceta más oscura, las desigualdades y el cuarto mundo que existe aquí mismo; que rechaza las dificultades - económicas y no económicas - , que oculta deliberadamente las injusticias, que transmite una imagen de serenidad y modernidad cuando en cada esquina puede esconderse una tragedia personal. El inválido que cada día pide caridad en la estación de Metro, estos días ha adornado la caja en la que recoge las monedas con bolas de colores. El vagabundo que cada mañana a las ocho inicia su jornada “laboral” en la puerta que da a la calle Villarroel del Hospital Clínico, ha añadido un “Felices Fiestas” al cartel que le protege del frío, y esto, sin duda, le reporta más beneficios. Pese a todo, Feliz Navidad, aunque sea desde el color de nuestro propio cristal.

    entrada de A una nariz pegada @ 11:29  

    2 comentarios:

    • A las 11 de diciembre de 2006, 3:06:00 GMT-8 , Blogger Abogadaenbcn ha dicho...

      Cuánta razón tienes!!!!!

      Te he dejado un "meme" en mi blogg. Espero que te guste...

       
    • A las 11 de enero de 2007, 3:14:00 GMT-8 , Blogger Abogadaenbcn ha dicho...

      Pero dónde estás?? VUELVE!!!

       

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