El día de hoy

Le pedí que no se derrumbase. Le dije: ninguna mujer, ni siquiera yo misma, vale un minuto de tus noches de insomnio, de tu dolor, de tus lágrimas. No la culpes: el día en que ella te miró dos veces y dejó de sentirse orgullosa de tí, supo al instante que su amor se había esfumado, como el olor de las bengalas el amanecer de la verbena de San Juan. Y le recordé: amigo, sólo tú tienes la fuerza para seguir adelante: agárrate al día de hoy, no seas demasiado crédulo en el día de mañana.
(Dedicado a los clientes insomnes de la abogada a una nariz pegada)
2 comentarios:
A las 12 de diciembre de 2006, 12:46:00 GMT-8 ,
Anónimo ha dicho...
Desgarrador.
Besos orgiásticos.
A las 15 de octubre de 2007, 20:52:00 GMT-7 ,
Anónimo ha dicho...
Gran sorpresa encontrar lectoras y escritoras quevedianas en este sitial de sueños.
saludos desde los nevados volcanes del otoño
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