Fiesta mayor
María se apartó el cabello de la cara y alargó un plato hacia el centro de la mesa. Hacía mucho calor, y los veraneantes de Lascuarre celebraban su semana de Fiesta Mayor. Era la hora de cenar.
- ¿Qué quieres de postre: melón o helado?
Luis resopló y sin levantar la cabeza del periódico asintió levemente.
- ¿Melón o helado?
- Lo que tú quieras, lo que te vaya bien, cariño. – respondió Luis nuevamente sin mirarla.
- Si escojo lo que yo quiera, entonces no te preguntaría, ¿no? – contestó ella refunfuñando.
- Y tú, cariño, ¿qué vas a tomar? – musitó Luis mientras pasaba varias páginas.
- ¿Y qué más da lo que yo tome? ¡Me interesa lo que vas a tomar tú!. Además seguramente no tomaré postre. ¿Has visto que hoy es luna llena? ¿Sabes qué dicen las mujeres del pueblo de las noches de luna llena?
- Mira, tomaré lo mismo que tú. - Luis seguía sentado al lado de María -
- Luis, cielo, te acabo de decir que no tomaré nada más – María insistió -. Pues dicen que las noches de luna llena son propicias para engendrar un hijo. Y que en la noche de hoy, la verbena de San Juan, las mujeres que deseen aumentar su fertilidad deben bañarse a las doce en el mar. Aquí no hay mar, pero podría bañarme en el río, que para el caso es lo mismo. A la hija de casa Monzón le funcionó y ya va por el quinto hijo.
- Pero si ya sabes que no me gusta tomar fruta de postre – afirmó de nuevo Luis.
- Entonces helado, no sé ni por qué te pregunto.
María miró por la ventana. Estaba a punto de anochecer y el sol desaparecía lentamente. Una joven pelirroja de unos dieciséis años le devolvió la mirada desde la calle.
- Vamos, Luis, por favor, márchate. La orquesta está a punto de empezar.
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