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    a una nariz pegada: Fiesta mayor

    a una nariz pegada

    Érase una abogada a una nariz pegada. érase una nariz superlativa. Érase una nariz sayón y escriba, érase un peje espada muy barbado. Era un reloj de sol mal encarado, érase una alquitara pensativa, érase un elefante boca arriba, era Ovidio Nasón más narizado. Érase un espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, las doce Tribus de narices era. (Francisco de Quevedo)

    domingo, 3 de diciembre de 2006

    Fiesta mayor

    María se apartó el cabello de la cara y alargó un plato hacia el centro de la mesa. Hacía mucho calor, y los veraneantes de Lascuarre celebraban su semana de Fiesta Mayor. Era la hora de cenar. - ¿Qué quieres de postre: melón o helado? Luis resopló y sin levantar la cabeza del periódico asintió levemente. - ¿Melón o helado? - Lo que tú quieras, lo que te vaya bien, cariño. – respondió Luis nuevamente sin mirarla. - Si escojo lo que yo quiera, entonces no te preguntaría, ¿no? – contestó ella refunfuñando. - Y tú, cariño, ¿qué vas a tomar? – musitó Luis mientras pasaba varias páginas. - ¿Y qué más da lo que yo tome? ¡Me interesa lo que vas a tomar tú!. Además seguramente no tomaré postre. ¿Has visto que hoy es luna llena? ¿Sabes qué dicen las mujeres del pueblo de las noches de luna llena? - Mira, tomaré lo mismo que tú. - Luis seguía sentado al lado de María - - Luis, cielo, te acabo de decir que no tomaré nada más – María insistió -. Pues dicen que las noches de luna llena son propicias para engendrar un hijo. Y que en la noche de hoy, la verbena de San Juan, las mujeres que deseen aumentar su fertilidad deben bañarse a las doce en el mar. Aquí no hay mar, pero podría bañarme en el río, que para el caso es lo mismo. A la hija de casa Monzón le funcionó y ya va por el quinto hijo. - Pero si ya sabes que no me gusta tomar fruta de postre – afirmó de nuevo Luis. - Entonces helado, no sé ni por qué te pregunto. María miró por la ventana. Estaba a punto de anochecer y el sol desaparecía lentamente. Una joven pelirroja de unos dieciséis años le devolvió la mirada desde la calle. - Vamos, Luis, por favor, márchate. La orquesta está a punto de empezar.

    entrada de A una nariz pegada @ 11:04  

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