Vínculos

    a una nariz pegada: junio 2007

    a una nariz pegada

    Érase una abogada a una nariz pegada. érase una nariz superlativa. Érase una nariz sayón y escriba, érase un peje espada muy barbado. Era un reloj de sol mal encarado, érase una alquitara pensativa, érase un elefante boca arriba, era Ovidio Nasón más narizado. Érase un espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, las doce Tribus de narices era. (Francisco de Quevedo)

    domingo, 3 de junio de 2007

    Unos zapatos preciosos

    - Esta tarde en la guardia llevabas unos zapatos preciosos. ¿Cómo? Mi compañera, abogada de oficio en el turno penal, no daba crédito a lo que estaba leyendo en su correo electrónico en la soledad de su despacho. - Por no decir nada del escote y de ese vestido que lo ocultaba todo ...
    Vamos a ver: si no se había cruzado con nadie más que con su cliente detenido, había sido una guardia tranquila, ningún compañero le había visto y la dirección del correo electrónico no era la del ICAB ... ¿entonces, quién se había fijado en sus zapatos?
    - No busques entre los abogados ... busca entre los Jueces. Inmediatamente se me encendieron todas las alarmas: ¿un Juez de Instrucción estaba utilizando el correo electrónico del Juzgado para lanzarle este tipo de piropos, de los que he reproducido los más inocentes? ¿Cómo se llama esta actitud: abuso de poder, utilización de cargo público, acoso ...? Pero vamos a ver, ¿cómo son esos zapatos? - Bonitos, de charol de color rojo ... - En fin, como de Nochevieja.
    Mi compañera tiene muchas virtudes, pero la discreción no es una de ellas. Imagino perfectamente cómo debían ser esos zapatos y la cara que pondría el detenido cuando la vió aparecer por comisaría. Por lo menos le alegraría el mal trago. Ahora bien, de ahí a que el propio Juez entre en este juego ... Moraleja: en mi próxima guardia, me pondré bambas.

    entrada de A una nariz pegada @ 5:09   6 comentarios

    Corregir a los hijos

    Me permito reproducir por su importancia una carta publicada en la prensa de mi amiga Eva, sobre la polémica cuestión de corregir a los hijos, a la que agradezo desde aquí su colaboración. Estos días hemos podido leer en la prensa que algunas voces, entre ellos algunos Fiscales, no ven bien que el Gobierno quiera impedir que los padres puedan dar "una bofetada a tiempo" a sus hijos, cuando éstos se pongan insoportables. En concreto, se discute la modificación del artículo 154 del Código Civil, que establece que los padres "pueden corregir razonable o moderadamente a sus hijos", para evitar cualquier tipo de argumento legal que pueda justificar el maltrato físico a los niños. Según los Fiscales, este hecho dejaría inermes a los padres "ante los comportamientos intolerables de sus hijos". Caramba ... ¡si que nos quedan pocos recursos! Una bofetada a tiempo significa que los padres hemos perdido todos los argumentos. Si la única ley que entiende el niño es la de la violencia, por leve que ésta sea, quizás sí que el miedo provoque que pueda modificar su comportamiento, pero se irá a la cama con la lección bien aprendida - ya sabemos que los niños son como esponjas -. Intentemos después explicarle al niño que no pegue a sus compañeros de clase cuando le han hecho alguna jugarreta, o que no le tuerza el brazo a su novia adolescente cuando le rechace - me horroricé de ver a una joven a la que le ha ocurrido ésto - . Si cambiáramos "padres e hijos" por "maridos y mujeres", o "empresarios y trabajadores" y a la inversa, todos esos expertos que ahora se llenan la boca podrían el grito en el cielo. Es cierto que en ocasiones los niños pueden tener comportamientos intolerables, pero es nuestra función guiarles por el buen camino. Y muchas veces, los adultos tenemos comportamientos peores y no pasa nada. Recordemos que por unos insultos podemos acabar en un juicio de faltas, y el hecho de gritar a un compañero constituye una razonable y justificadísma causa de despido en nuestra legislación laboral. ¿No será que es más fácil el recurso de "la bofetada a tiempo" que intentar buscar alternativas? ¿Y que muchas veces, tras una larguísima jornada de trabajo, lo que menos nos apetece es dialogar con un niño alterado que reclama una hora nuestra atención? Por lo que parece, se sigue considerando a los niños como ciudadanos de segunda, porque sí pueden ser objeto de agresiones físicas, eso sí, siempre que "este derecho de reprensión se lleve a cabo razonable y moderadamente". Recuerdo cómo el abogado de uno de los llamados maltratadores, ésos que lamentablemente llenan hoy en día tantas páginas de periódicos, justificaba el comportamiento de su cliente porque había recibido una "educación franquista". Y cómo un conocido me comentó cómo su padre, en los años 70, utilizaba el cinturón con él y sus cuatro hermanos: tres de esos cuatro hermanos acabaron también pasando por el Juzgado.

    entrada de A una nariz pegada @ 4:38   2 comentarios

    Datos personales

    Nombre: A una nariz pegada
    Lugar: BARCELONA, BARCELONA, Spain

    Ver todo mi perfil

    Enlaces

    • Google News
    • Edit-Me
    • Edit-Me

    Entradas anteriores

    • El primer viaje en avión
    • ¡Tres días para la boda!
    • ¡Bienvenida Carla!
    • Plazos
    • ¿Gay friendly?
    • Ayuda para Ingrid
    • Violencia de género, otra vez
    • Una tarde en el circo
    • ¡¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!!
    • Mi niña y yo en Portugal

    Archivos

    • noviembre 2006
    • diciembre 2006
    • enero 2007
    • febrero 2007
    • abril 2007
    • mayo 2007
    • junio 2007
    • agosto 2007
    • septiembre 2007
    • octubre 2007
    • noviembre 2007
    • enero 2008
    • marzo 2008
    • abril 2008
    • mayo 2008
    • junio 2008
    • julio 2008
    • agosto 2008
    • octubre 2008
    • diciembre 2008
    • enero 2009
    • febrero 2009
    • abril 2009
    • mayo 2009
    • junio 2009
    • agosto 2009
    • Entradas actuales

    Powered by Blogger

    Suscribirse a
    Entradas [Atom]