¿Gay friendly?
Hace unas semanas, uno de mis mejores alumnos de Grado Superior y a los que más me aprecio, me reveló que es gay. En realidad no fue una sorpresa, porque cuando me comentó que quería independizarse y que se iba a vivir con un chico que gana 700 euros, su tono no me pareció el de compartir piso en el sentido estricto de la palabra.
Precisamente yo siempre planteo en las clasaes el debate de si les parece bien que los homosexuales puedan casarse y adoptar niños, y curiosamente, cada año me sorprendo de que las nuevas generaciones, chicos de 16 a 20 años, sean tan absolutamente intolerantes.
Me comentó que en la clase sólo las chicas sabían lo suyo, y sí es cierto que, en este tema, los chicos lo suelen llevar mucho peor que ellas.
Reconozco que he recibido una educación no muy abierta en este sentido, con un padre que solía soltar la frase de "tengo tan mala suerte que si tengo un hijo varón, me sale maricón" y quizás por ello no sé como reaccionar en estos casos. Y eso que vivo en pleno Gaixample y sé a ciencia cierta que uno de los tíos de mi hija no sale del armario por miedo a la debacle familiar o a perder su parte de la herencia.
Sé que no es políticamente correcto hablar así, pero a mí las familias homosexuales no me gustan, considero que no es lo ideal. Ni dos padres, ni dos madres.
Cuando Georges Michael confesó su homosexualidad, uno de mis mitos eróticos adolescentes, que recordaba en aquel vídeo persiguiendo a su inocente novia por la nieve, se fue literalmente al carajo. Lo siento, no soy gay friendly. Quizás mi amigo gay debería enseñarme a serlo. Es posible.
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