Vínculos

    a una nariz pegada: abril 2007

    a una nariz pegada

    Érase una abogada a una nariz pegada. érase una nariz superlativa. Érase una nariz sayón y escriba, érase un peje espada muy barbado. Era un reloj de sol mal encarado, érase una alquitara pensativa, érase un elefante boca arriba, era Ovidio Nasón más narizado. Érase un espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, las doce Tribus de narices era. (Francisco de Quevedo)

    sábado, 14 de abril de 2007

    Salvemos a Erine (2)

    Ante las numerosas respuestas del caso de Erine, os informo de las últimas novedades. Erine y sus padres se han trasladado a Ibiza. Su madre asegura que el clima de la isla es más suave y ha mejorado su calidad de vida. Aquí puede salir a la calle y no ha vuelto a resfriarse desde que llegó. Habían estado aquí el verano pasado, tienen parientes lejanos en la isla y un buen amigo que les ha ayudado a buscar piso en Sant Miquel. Desde que está en Eivissa Erine no ha vuelto a resfriarse. «Ni un sólo moco», relata satisfecha su madre. Precisamente la adversa climatología de Manresa es lo que les ha llevado a cambiar de residencia. «La niña ha pasado un invierno malísimo. La han tenido que ingresar varias veces, ha tenido neumonía, diarreas y prácticamente no podía salir de casa. El parque, ni verlo». Por eso consideran que la calidad de vida de la niña ha mejorado mucho. «Aquí sale por la mañana y por la tarde, va a la playa e incluso sin chaqueta. Está alucinada porque ya se había acostumbrado a no salir». La niña es atendida ahora por los oncólogos del hospital Can Misses, que serán quienes le hagan las revisiones a las que debe someterse cada dos meses, aunque sigue en contacto también con sus médicos de Barcelona.
    Su madre no sabe cuánto tiempo se van a quedar en la isla, aunque le gustaría quedarse para siempre porque aquí ve a la niña muy bien. Ahora están esperando un aviso de Bruselas para iniciar el tratamiento de reproducción. En cuanto les llamen, volverán a Manresa para que Ester se someta durante un mes a un tratamiento hormonal. Después se marchará a Bélgica y permanecerá allí una semana para intentar quedarse embarazada de un bebé cuya médula sea compatible con la de Erine.
    Si lo logra, planea volver a Eivissa a seguir con su embarazo. Si no se queda embarazada deberá pasar por un período de descanso antes de intentar otra fecundación, y también descansará en Eivissa. «Me habían dicho que tendría problemas por la humedad, pero de momento no está siendo así», comenta esperanzada. El tratamiento en su Manresa natal ha habido numerosas movilizaciones para intentar ayudarles a reunir fondos para costear el tratamiento. «No es seguro que te quedés embarazada a la primera. Hay mujeres que han tenido que intentarlo hasta cinco veces y cada vez que lo intentas tienes que pagar unos tres millones de pesetas», señala Ester. Por eso han aceptado las donaciones que les han entregado tras celebrar actos benéficos como recitales de poesía, partidos de fútbol o exhibiciones de baile. También han repartido huchas por los comercios de su localidad y han abierto cuentas para que quien lo desee pueda ayudarles. Ahora mismo, ninguno de los padres trabaja. La madre cuenta que deberá guardar reposo absoluto durante un mes para que el tratamiento de reproducción tenga más posibilidades de ser efectivo.
    De nuevo desde este pequeño diario virtual, ¡mucha fuerza Érine de parte mía y de mi familia!

    entrada de A una nariz pegada @ 12:00   4 comentarios

    La hija de Marta

    Marta tiene dieciocho años, los labios rellenos de botox, el pelo rojo brillante, un piercing en el ombligo y una hija de dieciocho meses que no puede disfrutar. No tuvo una vida fácil: sus padres se separaron cuando ella era pequeña, y con catorce años ingresó en un centro de acogida de la Generalitat, porque su propia madre argumentó que no podía con ella. Tras salir del centro de acogida, con dieciséis años se quedó embarazada y decidió seguir adelante, pese a la oposición de su familia. A los pocos meses, la Dirección General de Atención a la Infancia le retiró la custodia de su hija y la pequeña pasó nuevamente a engrosar las listas de los niños internos en centros de acogida. Ha tenido flirteos con las drogas, aunque ella siempre lo niega, y mantiene una relación de amor-odio con el padre de su hija, que derivó en una orden de alejamiento para él y varias condenas penales. La custodia de la niña finalmente fue entregada provisionalmente al padre de Marta, el único que podía garantizar unos ingresos mínimos para mantener a la pequeña. Y ello provoca que quien hace de madre de la niña en su día a día no es Marta, sino su madrastra, la mujer de su padre. Ahora, Marta estudia en una academia de peluquería, trabaja en un bingo por las noches y quiere recuperar a su hija. Llega tarde a las citas, es nerviosa y cambia a menudo de opinión. Muchas veces es difícil saber si no está mintiendo. Y si no me estoy equivocando al aceptar el caso, si la niña realmente estará bien si consigo que le den la custodia. Pero pese a todo, creo que Marta se merece una oportunidad. No puedo dejar de pensar en los ojos tristes de la niña cuando aparecieron ayer las dos por mi despacho. Una niña de dieciocho meses no debe tener los ojos tristes. Debe tener ilusión, anhelo por descubrir el mundo en sus primeros pasos, llenarse las manos de pintura de color rojo, despertarse inquieta por las noches y llamar a mamá, balbucear y enfadarse porque todavía no sabe comunicarse… Debe saber llorar, enrabiarse por no conseguir lo que quiere. Y todo eso no lo hace la hija de Marta. Porque fue separada y arrancada del pecho de su madre por unos indicios equivocados, por la convicción de que una maternidad prematura no sería correcta. Y la niña no pudo vincularse con su madre, no conoce ese sentimiento de que la madre es una figura “irremplazable, única”. No tiene ningún punto de referencia. Tiene cubiertas sus necesidades físicas, pero no las afectivas. Mientras Marta llora por lo complicado del caso, la niña sólo sujeta el biberón y apenas mira a su madre. Su padre me decía que Marta no tiene edad para hacerse cargo de su hija, que es demasiado inmadura, que después habría problemas y volverían a llevarse a la pequeña al centro de acogida. Esta mañana decidí ayudarla. Al fin y al cabo, no seré yo quien decida. Afortunadamente, decidirá el Juez.

    entrada de A una nariz pegada @ 11:37   1 comentarios

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