Salvemos a Erine
La mamá de Erine se quedó embarazada en las mismas fechas que yo, en el caluroso verano de 2003. Tiene más o menos mi edad y vive en Manresa, a media hora de Barcelona.
Debió sentir las primeras patadas de la niña durante el mes de enero de 2004, la euforia del embarazo le acompaño durante toda la primavera, las primeras mudas de Erine fueron de verano, y quizás tuvo que tratarse también las estrías de la barriga con aceite de rosa mosqueta.
Erine debió empezar a gatear y a comer sólidos durante la Navidad de 2004, a caminar en el verano de 2005, a enlazar varias palabras en la Navidad de 2005, a jugar con la pintura y a montar construcciones de castillos en enero de 2006, y posiblemente hace pocos meses sus padres le retiraron el pañal. Quizás ya duerme sola, o todavía en la habitación de sus padres. Seguro que le gustan los mismos cuentos antes de dormir, llora cuando alguien que no conoce le incomoda y se enfada cuando no le dejan comer sola.
Pero la mamá de Erine no puede disfrutar de ella como las otras mamás. La niña sufre leucemia, un tipo de leucemia extraña que sólo ocurre a uno de cada millón de niños. Sólo tiene una posibilidad de sobrevivir: que su mamá se someta a un tratamiento de reproducción asistida y pueda concebir un hijo con una médula compatible con la de Erine, que permita tratar la leucemia que padece.
Los papás de Erine presentaron toda la documentación necesaria a la Comisión de Reproducción Asistida, que depende del Ministerio de Sanidad, para que Erine formase parte del programa de selección genética de embriones con finalidades terapéuticas, pero la petición llegó fuera de plazo.
¿Fuera de plazo? ¿Han puesto en esta petición el mismo sello que si se tratara de una impugnación de una liquidación por impago del I.R.P.F. o un recurso de una multa de tráfico? ¿En qué mundo vivimos? Estamos hablando de la vida de una niña que no llega a los tres años.
Tras encontrarse con esta nueva puerta cerrada, una conocida les informó de la posibilidad de que la pareja se sometiera a una selección genética en una clínica privada en el extranjero. La familia se puso en contacto entonces con una clínica privada de Bruselas para realizar este tratamiento, que en algunos países europeos es legal, y por lo tanto no se necesita que ninguna Comisión lo apruebe.
Pero el tratamiento que recibirá la mamá de Erine en la clínica de Bruselas es muy costoso: deben pagar los viajes, la estancia, el traductor, los medicamentos, las citas médicas, el tratamiento y el diagnóstico genético (6.150 euros). A estos gastos se añaden la biopsia de los embriones (200 euros para cada uno) y un tratamiento de estimulación ovárica previo y necesario para aumentar la producción de hormonas. En conjunto, más de 18.000 euros.
Por eso, familiares y amigos han iniciado una campaña de recogida de dinero y han repartido más de cien huchas en la comarca del Bages y en otras zonas de Catalunya. También han abierto dos cuentas para recibir donaciones (2100 0588 99 0100790723 y 2041 0056 12 0040026489).
Desde aquí, papá y mamá de Erine, os envío toda mi energía y la de mi familia para soportar este duro trance. Ojalá dentro de unos meses pueda leer que Erine también se ha matriculado en el P-3 y que ha empezado a estudiar los números y las letras. Y ojalá algun día pueda contarle a mi hija que el cuento de la niña de Manresa tiene un final feliz.