¡Tres días para la boda!
Faltan sólo tres días para que mi única y gran hermana, siete años menor que yo, abandone la soltería y se lance a la aventura del matrimonio, que se empieza con mucha ilusión pero que muchas veces tiene un futuro incierto. Lamentablemente, esta boda no llega en mi mejor momento a nivel personal y hormonal, pero voy a disfrutarla todo lo que pueda.
El día de mi boda fue, con diferencia, el segundo día más feliz de mi vida (¿adivináis cuál fue el primero?) En pocas ocasiones podemos reunir a todos nuestros amigos, que todo el mundo venga con ganas de divertirse, que se dejen atrás los problemas ...
Como sabéis, yo iba para hija única, hasta que con seis años me empeñé en tener una hermanita (exactamente igual que ahora). Las monjas me dijeron que se lo pidiera a la Virgen de Puigraciós de l´Ametlla del Vallès, y a los pocos meses mi deseo se cumplió. Mi hermana es una de las personas más importantes de mi vida, y al igual que con mi hija y mi padre, no soporto que le hagan daño.
Siempre quise un príncipe para mi hermana. Por eso al principio me costó aceptar que se había enamorado de un trabajador del mármol de Viladecans venido de Huelva. Pero un príncipe no querría tanto a mi hija como él la quiere desde que nació.