Silvia: el juicio
Finalmente el pasado martes tuvo lugar el juicio para el retorno de la hija de Silvia. Tras más de dos horas de declaración, en el mismo acto del juicio la DGAIA nos reservaba una última sorpresa: se ha permitido, basándose en afirmaciones unilaterales de sus profesionales no contrastadas, suspender las visitas de forma absoluta. Es decir, si perdemos, ¡Silvia se queda sin poder ni siquiera ver a su hija!
Silvia se ratifica en que alguna vez ha perdido los nervios debido al enorme dolor que le causa esta situación, pero insiste en que la única amenaza que ha llevado a cabo contra los profesionales de la DGAIA ha sido con denunciarles por el trato llevado a cabo con su hija, en su opinión no correcto. La presunción de inocencia debe prevalecer en este caso, al igual que en los presuntos malos tratos.
En realidad la vista fue mucho mejor de lo que esperaba, la Juez estuvo muy atenta a nuestros argumentos y nos dejó explicarnos más de lo habitual, incluso reprochó a la DGAIA algunas de sus acusaciones infundadas, como el hecho de que la habitación estuviera desordenada después de que la niña hubiera estado jugando con papel higiénico ...
Silvia necesita una oportunidad y es evidente que las necesidades de la niña estarán mucho mejor cubiertas con su madre que en un centro de acogida e incluso en una familia de acogida temporal, porque su madre no ha fallecido: existe, tiene salud y dispone de todos los medios económicos y materiales para hacerse cargo de la niña.
¿Es mejor, teniendo en cuenta el bienestar de la menor, que esté en un centro de acogida con veinticinco niños más cuando todavía no ha cumplido dos años y medio de edad? ¿O en una familia extraña con la que no tiene vínculo alguno, existiendo su madre?
¿Es más fácil retirar la custodia de manera definitiva que intentar ayudar y comprender a la madre, la persona más importante para cualquier niño?
¿Quién va a restituir a la niña este segundo año de su vida en el cual se ha visto privada injustamente de todos los vínculos con su madre, cuando es sabido que los vínculos afectivos con los padres se forman durante los tres primeros años de vida?
Condenar a SILLE a perder a su hija y sin derecho alguno a visitarla es condenarla - en mi opinión esta vez no objetiva, también como madre - a una muerte en vida. Desde que se inició el procedimiento se la ha humillado, se la ha tratado como una delincuente o persona marginal, apenas se la ha dejado defenderse, se le asignó un letrado de oficio que le pidió dinero, la única vez en que se le ha dejado hablar con normalidad y expresarse ha sido durante el juicio de la pasada semana.
Este caso me ha dejado agotada física y psíquicamente. En más de diez años de ejercicio, por primera vez siento que un solo asunto exige prácticamente dedicación exclusiva: ahora comprendo a los abogados del 11-M. Necesito varias tardes de juegos, chiquipark y piscina para recuperarme.
Todo y así, ahora sólo queda cruzar los dedos. Si perdemos, la niña pasará a una familia en acogimiento pre-adoptivo. La suerte está echada.